Hay, Horacio, cosas en el cielo y en la tierra que tu filosofía no puede comprender.
Hamlet
Ash Nazg durbatulûk, ash Nazg gimbatul, ash Nazg thrakatulûk agh burzum-ishi krimpatul

jueves, 25 de febrero de 2010

Cotidiano

Cotidiano aunque no parezca. Dedicado a dos o tres personas; muy en especial a una.


Sábana volátil

cortina espesa

Un bolsillo cerrado, un tajo que no se ve

Galaxia de habitaciones esperando a su huésped

que no llega a tiempo


Ojos escarlata, sonrisa perfumada

tornado efímero color carmesí

Desasosiego amamantado y vendado

Psicología adoptada y angustia recurrente

Ser penoso, que no mira y no trasciende

deslizándose en un bote, sin remos


Verano injusto, torre hechizante

Búsqueda inútil, sonrisa falsa

estallido de llantos en el núcleo concurrido

La arena se aleja, el mar se ríe

Lo veo todo claro en el extraño lugar

páramo oceánico


Ciudadela humana, con calor

Oro que no brilla (se apagó)

Fatiga universal, unicornio de viento

Perdidos en un rumbo señalado


Condensación de irremediables malevajes

con una daga me laceran

Mis huesos intactos


Creo ver tierra firme y oler pastos prometedores

No, es un engaño de la corriente y la bruma

Estoy rodeado de mar y lodo

y ya no quiero llover más.

Febrero 2010

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