Durante mis milenios no maniobré la serpiente de acero
no palpé los húmedos labios del rocío
no susurré tu rostro vencido por la angustia
no pude resguardarte de los torbellinos de tinieblas;
la muerte injusta.
Durante mis milenios me dediqué a figurar los versos de mi batalla,
del destino que me resguardó una hoz de luz cristalina
que ya la desdicha me la ha quitado
De lo que fui y no pude ser
de mis ofrendas, mis vagas palabras, mis manos derruidas,
mis velocidades estrambóticas. De mis ofrendas rechazadas,
mi condena y mi reclusión.
Ya se resquebraja la montaña sobre mis hombros.
Labrando el verso seguiré viajando milenios
Inasible
Yo, una falta de ortografía en los libretos de un Dios Grande y Vasto
que se pasea por otros universos hoy en día.
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